Al considerar suelos deportivos de madera, la mayoría de las personas suelen centrarse en la superficie de los paneles, pasando por alto la importancia del sistema de materiales de soporte. De hecho, los materiales de soporte, como la quilla, la barrera de humedad, las almohadillas amortiguadoras y los rodapiés, constituyen el soporte fundamental para la estabilidad, seguridad y durabilidad del suelo, a menudo denominado «cimiento invisible».
Según la clasificación de los materiales, estos se dividen en soporte estructural, protección funcional y conexión y fijación. El soporte estructural se compone principalmente de la quilla, y los materiales más comunes son el pino, el abeto y el alerce. El alerce, con una densidad de secado al aire de 0,56-0,62 g/cm³, es altamente resistente a la corrosión y adecuado para recintos en zonas húmedas. El abeto es ligero y resistente, lo que lo hace menos propenso a romperse durante la instalación. La protección funcional incluye una capa impermeable y una estera fonoabsorbente. La capa impermeable suele estar hecha de película de polietileno o membrana impermeabilizante asfáltica, con un espesor de 0,3-0,5 mm. Esto evita la penetración de humedad subterránea, previniendo la humedad y la formación de moho en el suelo. La esterilla insonorizante está fabricada en EVA o XPE con una densidad de 200-300 kg/m³, lo que reduce el ruido de pisadas e impactos durante el ejercicio, creando un ambiente tranquilo. Las fijaciones incluyen clavos y grapas. Los clavos están galvanizados en caliente para resistir la oxidación y evitar que se aflojen tras un uso prolongado.
En cuanto al rendimiento, el sistema de material de soporte influye directamente en la capacidad de carga y la absorción de impactos del suelo. Por ejemplo, la combinación adecuada de quillas (p. ej., 50×70 mm) y espaciado (400 mm) puede alcanzar una capacidad de carga superior a 1500 N/㎡, suficiente para que varias personas se ejerciten simultáneamente. Controlar la compresión de la esterilla a 5-8 mm puede aumentar la tasa de absorción de impactos a más del 50 %, superando con creces la de los suelos de madera domésticos comunes. Además, los materiales auxiliares de alta calidad pueden mejorar la estabilidad del suelo, reducir la expansión o contracción de grietas causada por fluctuaciones de temperatura y prolongar su vida útil.