Rendimiento de la cancha de baloncesto de suelo deportivo de madera

El baloncesto impone exigencias extremadamente altas al rendimiento de las superficies de las canchas. Los suelos de madera para estadios de baloncesto deben diseñarse a medida, considerando tres objetivos fundamentales: seguridad, protección, adaptabilidad deportiva, durabilidad y estabilidad. Cada parámetro debe ajustarse con precisión a las características del baloncesto.

Desde una perspectiva estructural, los suelos de madera para estadios de baloncesto requieren una estructura compuesta multicapa. La capa superficial suele ser de madera maciza de arce, con un grosor de 20-22 mm. El módulo elástico del arce es altamente compatible con los requisitos de impacto del baloncesto. Cuando un atleta salta y aterriza, la superficie de arce se deforma rápidamente para absorber el impacto, y la capa de amortiguación elástica proporciona una amortiguación secundaria, limitando la tasa de absorción del impacto al 40-50%, reduciendo significativamente la tensión en rodillas y tobillos. La capa intermedia es una lámina de madera contrachapada resistente a la humedad, de 15-18 mm de grosor, que aísla eficazmente la humedad del suelo y previene la deformación de la madera. La capa inferior consiste en un acolchado elástico de goma de 10-12 mm de grosor, escalonado a intervalos de 30 cm x 30 cm para garantizar una absorción de impactos uniforme en toda la cancha y evitar una amortiguación inadecuada debido a la falta de acolchado en ciertas zonas.

El diseño del sistema de quillas también es crucial. Las canchas de baloncesto requieren quillas de madera maciza de 50 mm x 80 mm, preferiblemente de pino, que es resistente y puede soportar impactos frecuentes. La separación entre quillas se controla estrictamente a 30 cm. Cada quilla se fija a la base con pernos de expansión, con una separación máxima de 50 cm. Se instala una membrana impermeable de 3 mm de grosor entre la quilla y la base para prevenir la corrosión causada por la humedad. Además, para mejorar la estabilidad del suelo, se instalan soportes laterales entre las quillas para formar una estructura de «rejilla», minimizando el movimiento lateral y evitando ruidos inusuales durante los cambios rápidos de dirección de los atletas. En cuanto a los parámetros de rendimiento, los suelos de madera para estadios de baloncesto deben cumplir con varios estándares profesionales. La tasa de rebote del balón debe ser ≥90 %. Esto significa que si se deja caer un balón de baloncesto desde una altura de 1,8 m, debe rebotar al menos 1,62 m. Esto garantiza una trayectoria estable durante el tiro y el regate. El coeficiente de fricción debe estar controlado entre 0,5 y 0,6, lo que garantiza el agarre en paradas bruscas y previene esguinces de tobillo por fricción excesiva. El requisito de planitud es ≤1,5 ​​mm utilizando una regla de 2 m para evitar que las superficies irregulares afecten la posición de los jugadores. Además, la resistencia al desgaste del suelo debe cumplir con la prueba de abrasión Taber, sin mostrar desgaste perceptible después de 500 revoluciones, lo que garantiza que la superficie se mantenga en buen estado incluso después de un uso prolongado e intensivo.

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