No todos los suelos de madera deportivos son universales. Cada deporte tiene requisitos de rendimiento únicos para el suelo. El baloncesto prioriza un alto rebote y una respuesta rápida, requiriendo una tasa de rebote de la pelota ≥90% y un coeficiente de fricción moderado para paradas rápidas.

El bádminton prefiere una superficie ligeramente resbaladiza (coeficiente de fricción 0,5-0,6) para evitar resbalones, además de una buena absorción de impactos para proteger las rodillas y los tobillos. Las pistas de tenis de mesa requieren una planitud extremadamente alta (diferencia de altura ≤2 mm en 3 metros) para evitar trayectorias anormales de la pelota. Los suelos de los gimnasios deben equilibrar la capacidad de carga del equipo y la resistencia a la presión localizada, a menudo con subsuelos reforzados. Los estudios de danza suelen utilizar sistemas más blandos con tasas de absorción de impactos de hasta el 70%, lo que reduce las lesiones por saltos. Por lo tanto, los recintos profesionales deben definir claramente su uso previsto durante la fase de diseño y ajustar los parámetros estructurales en consecuencia. Aplicar ciegamente una «solución general» puede resultar en redundancia o insuficiencia de rendimiento. Adaptarse con precisión a las características del deporte es la clave para maximizar el valor de los suelos de madera deportivos.
