Tras la instalación de un suelo deportivo de madera, la aprobación rigurosa es fundamental para garantizar su calidad y rendimiento. Esta aprobación debe basarse en una serie de estándares y verificarse desde diversos puntos de vista.
En cuanto a la apariencia, la superficie del suelo debe ser plana y lisa, sin diferencias de color evidentes, arañazos, grietas ni otros defectos. El suelo debe estar firmemente empalmado y el ancho de la junta es uniforme, generalmente no superior a 0,5 mm. El rodapié está firmemente instalado, se ajusta perfectamente al suelo y a la pared, y no está suelto ni deformado.
La planitud es uno de los indicadores clave para la aprobación. Utilice una regla de 2 metros para medir la superficie del suelo; el error no debe superar los 3 mm para garantizar que los atletas no se vean afectados por desniveles del terreno ni pongan en peligro su seguridad durante el ejercicio. Asimismo, se debe comprobar la nivelación del suelo para garantizar que el nivel de todo el recinto sea uniforme.
El rendimiento deportivo también es un factor clave para la aprobación. Compruebe la elasticidad del suelo y mida su deformación vertical y la tasa de rebote de la pelota con equipos de prueba profesionales. En general, la deformación vertical de los suelos deportivos de madera debe ser ≥2,3 mm y la tasa de rebote en baloncesto no debe ser inferior al 90% para garantizar la comodidad y la seguridad de los atletas durante el ejercicio. Además, se debe comprobar el rendimiento antideslizante del suelo para garantizar que el coeficiente de fricción cumpla con las normas pertinentes, tanto en condiciones húmedas como secas, y así evitar resbalones.
La estabilidad estructural también debe ser fundamental. Compruebe que los componentes estructurales del suelo, como la quilla y la capa de amortiguación elástica, estén firmemente instalados, sin holgura ni desplazamiento. Al caminar, el suelo no debe presentar ruidos ni vibraciones anormales evidentes. Asimismo, compruebe que la capa impermeable esté intacta y sin daños ni fugas.