En el ámbito de los suelos deportivos, el arce, gracias a sus singulares ventajas, se ha convertido en la opción preferida para estadios profesionales como estadios de baloncesto y voleibol. El arce se divide en arce duro y arce blando según sus propiedades.
El arce duro tiene una densidad de secado al aire de 0,66-0,77 g/cm³, una veta fina y recta, y una gran resistencia al impacto, lo que lo hace ampliamente utilizado en estadios de primer nivel como la NBA. El arce blando, con una densidad ligeramente menor y una mejor relación calidad-precio, es adecuado para campos de entrenamiento universitarios y estadios amateur.
En cuanto a la composición del material, los suelos deportivos de arce de alta calidad utilizan una estructura de tres capas: la capa superior es una chapa de arce norteamericano de primera calidad de 22 mm de grosor, que conserva la veta natural de la madera y las variaciones de color para un efecto visual más estratificado; la capa central está hecha de listones de pino o abeto macizo para la estabilidad del tablero; y la capa inferior es de madera contrachapada resistente a la humedad para aislar el suelo. En cuanto al rendimiento, su coeficiente de fricción está estrictamente controlado entre 0,4 y 0,6, lo que evita que los atletas resbalen y garantiza el agarre durante los movimientos rápidos. Su tasa de absorción de impactos es ≥53%, amortiguando eficazmente el impacto de los aterrizajes y reduciendo las lesiones articulares.
Las especificaciones varían de 1,8 a 2,2 m de largo y 122 mm de ancho. El grosor varía según los requisitos del recinto, desde 20 mm (sala de entrenamiento) hasta 22 mm (sala de competición). Durante la instalación, se debe permitir una junta de dilatación de 3 a 5 mm y se debe utilizar una estructura de quilla suspendida específica para absorber la expansión y contracción térmica debidas a las fluctuaciones de temperatura. Es importante tener en cuenta que la madera de arce no debe exponerse a la luz solar ni a la humedad durante períodos prolongados. Por lo tanto, el recinto debe estar equipado con un sistema de temperatura y humedad constantes. La limpieza diaria se puede realizar con una mopa semiseca para evitar dañar el recubrimiento de cera de la madera con limpiadores químicos.