Entre los diversos tipos de madera, el arce duro norteamericano ha dominado durante mucho tiempo el mercado de suelos deportivos de alta gama, gracias a sus propiedades físicas y estéticas únicas. En primer lugar, el arce cuenta con una dureza de 1450 lbf (James Bond), muy superior a la del roble (1290 lbf) y el abedul (1260 lbf), lo que le permite soportar el tráfico peatonal intenso y el movimiento de equipos sin abollarse fácilmente.

En segundo lugar, el arce tiene una veta fina y uniforme, y un color claro y brillante, que proporciona una apariencia visualmente refrescante y refleja eficazmente las luces del estadio, reduciendo el deslumbramiento. Sus densos anillos de crecimiento y su estructura compacta garantizan que el suelo se mantenga plano y sea menos propenso a deformarse y agrietarse incluso después de un uso prolongado.
Y lo que es más importante, el arce exhibe un excelente rendimiento dinámico. Las pruebas demuestran que los suelos de arce alcanzan una tasa de absorción de impactos de hasta el 58 % y una tasa de rebote de la pelota superior al 93 %, cumpliendo plenamente con los requisitos de los eventos de alto nivel de la NBA y la FIBA. Además, su superficie está tratada con un revestimiento de poliuretano, lo que le confiere un coeficiente de fricción estable de aproximadamente 0,5, lo que proporciona un agarre equilibrado y un deslizamiento suave.
A pesar de su precio más elevado, los suelos de arce tienen una vida útil de más de 20 años y pueden recuperar su estado original mediante lijado y restauración repetidos, lo que ofrece una excelente relación calidad-precio a largo plazo. Por lo tanto, los suelos de arce siguen siendo un símbolo de calidad y profesionalismo, ya sea en estadios de ligas profesionales, gimnasios universitarios o centros de fitness de alta gama.
