Entre los numerosos materiales utilizados para suelos deportivos, la madera maciza ha dominado durante mucho tiempo gracias a su rendimiento superior y sus ventajas naturales. Entre los materiales más comunes para suelos deportivos de madera maciza se incluyen el arce, el roble y el fresno. El arce es especialmente conocido y ampliamente utilizado en instalaciones deportivas profesionales como pabellones de baloncesto y voleibol.
Los suelos deportivos de arce se dividen en arce duro y arce blando. El arce duro presenta una alta densidad, dureza y una gran resistencia a la compresión, lo que soporta eficazmente el impacto del ejercicio intenso de los atletas y reduce la posibilidad de deformación del suelo. Además, el arce duro presenta una veta clara y hermosa, y un color uniforme, lo que crea un efecto visual general impresionante tras la instalación y realza la calidad profesional del recinto. El arce blando, aunque ligeramente menos duro, ofrece mayor flexibilidad y comodidad, lo que lo hace adecuado para deportes que requieren una alta amortiguación.
Las ventajas de los suelos deportivos de madera maciza residen no solo en sus propiedades físicas, sino también en su respeto al medio ambiente. La madera natural no contiene sustancias químicas nocivas como el formaldehído, lo que crea un entorno de juego saludable y seguro para los atletas. Además, los suelos de madera maciza ofrecen una excelente conductividad térmica y transpirabilidad, manteniéndose relativamente estables a temperaturas y niveles de humedad variables, lo que reduce problemas como el agrietamiento y la deformación causados por las fluctuaciones ambientales. Sin embargo, los suelos deportivos de madera maciza presentan altos requisitos de instalación y mantenimiento. Requieren un equipo de construcción profesional para su instalación, así como un encerado y un tratamiento antihumedad regulares para prolongar su vida útil.