Indicadores de rendimiento de pisos de madera deportivos

Además de la elasticidad y la absorción de impactos, el rendimiento antideslizante, la resistencia al desgaste y el respeto al medio ambiente también son indicadores clave de la calidad de los suelos de madera deportivos. Estas tres propiedades están directamente relacionadas con la experiencia deportiva, el coste de uso y la salud y seguridad,

y constituyen la «triple prueba» que los operadores y compradores de instalaciones deben tener muy en cuenta.

El rendimiento antideslizante es la «primera línea de defensa» para la seguridad deportiva, y su métrica principal es el coeficiente de fricción. Según las normas nacionales, el coeficiente de fricción de los suelos de madera deportivos debe controlarse entre 0,5 y 0,7. Si el coeficiente de fricción es demasiado bajo (<0,5), la superficie del suelo es demasiado lisa, lo que aumenta la susceptibilidad de los atletas a resbalar durante frenadas y giros bruscos, especialmente en condiciones de humedad. Si el coeficiente de fricción es demasiado alto (>0,7), aumenta la resistencia al movimiento, afecta a la velocidad de movimiento e incluso puede provocar esguinces en los pies. Para cumplir con este estándar, los suelos deportivos suelen centrarse en dos aspectos clave: primero, la elección de la madera de la superficie. La veta natural de maderas como el arce y el roble proporciona cierto grado de propiedades antideslizantes, y tras el lijado, la superficie desarrolla una rugosidad uniforme, evitando un exceso de lisura. En segundo lugar, se aplica pintura especializada para suelos deportivos. A diferencia de la pintura para madera convencional, este tipo de pintura forma una película antideslizante sobre la superficie, mejorando la resistencia al desgaste y ajustando con precisión el coeficiente de fricción. Esto proporciona un rendimiento antideslizante excelente y duradero, garantizando su estabilidad incluso con un uso prolongado. Además, algunos recintos emplean tratamientos especiales en las grietas del suelo para evitar la degradación localizada de las propiedades antideslizantes debido a la acumulación de polvo y agua.

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