Como elemento fundamental en los recintos deportivos profesionales, los suelos de madera para deportes se someten a una rigurosa selección de materiales y fabricación artesanal.
Se fabrican con madera maciza de alta calidad, siendo comunes el arce, el roble y el pino. El arce, con su dureza moderada y veta fina, es la opción preferida en muchos recintos de alta gama. Estas maderas se someten a un secado natural de al menos seis meses antes de su procesamiento, seguido de un secado artificial en horno para mantener un contenido de humedad estable entre el 8 % y el 12 %, lo que previene eficazmente la deformación.
Las excepcionales propiedades de absorción de impactos del suelo se deben a su diseño estructural único. La superficie de la madera presenta microranuras, lo que permite una ligera deformación bajo carga, absorbiendo más del 30 % de la fuerza del impacto durante el ejercicio, reduciendo significativamente el riesgo de lesiones en las rodillas, los tobillos y otras articulaciones de los atletas. La superficie está recubierta con pintura al agua importada en múltiples capas, creando una capa resistente al desgaste de 0,2 mm de espesor y un acabado texturizado especial para un efecto antideslizante. El coeficiente de fricción estática se mantiene entre 0,5 y 0,6, lo que garantiza un agarre estable durante frenadas y giros bruscos sin obstaculizar el movimiento por fricción excesiva. Ya sea una competición intensa en el pabellón de baloncesto o una carrera rápida en el pabellón de bádminton, este tipo de suelo ofrece un soporte deportivo fiable.