Análisis de materiales de madera comunes para suelos deportivos

Al elegir un material para suelos deportivos, el tipo de madera determina directamente su rendimiento básico y las situaciones aplicables. Actualmente, los materiales más comunes para suelos deportivos en el mercado son principalmente maderas duras, siendo el arce, el roble y el abedul los más comunes.

El arce, gracias a sus ventajas únicas, se ha convertido en la opción preferida para estadios profesionales como canchas de baloncesto y voleibol.

El arce se divide en arce duro y arce blando, siendo el arce duro el más utilizado para suelos deportivos. Su densidad al aire libre es de aproximadamente 0,66-0,77 g/cm³, y su estructura es uniforme y fina, con veta recta. Esto no solo proporciona una excelente dureza y resistencia al desgaste, sino que también ofrece una excelente recuperación elástica: cuando los atletas saltan y corren sobre el suelo, el arce rebota rápidamente, reduciendo el impacto en las articulaciones. Además, el color claro y uniforme del arce crea un efecto brillante y transparente tras el pulido y barnizado, lo que permite a los espectadores observar claramente el movimiento y cumple con los requisitos estéticos de los recintos profesionales.
El roble es una madera de dureza media, con una densidad ligeramente superior a la del arce, alcanzando los 0,75-0,87 g/cm³. Su dureza y resistencia al impacto lo hacen adecuado para recintos con un alto volumen de actividad, como gimnasios y pistas de bádminton. Sin embargo, el roble tiene una veta más gruesa, un color más oscuro y una transparencia visual ligeramente inferior a la del arce. El abedul es ligero, con una densidad aproximada de 0,60-0,70 g/cm³. Ofrece una excelente elasticidad y un coste relativamente bajo, lo que lo convierte en una alternativa común para recintos con presupuestos limitados. Sin embargo, su resistencia al desgaste es menor, lo que resulta en una vida útil relativamente más corta.

Al elegir un material para suelos deportivos, tenga en cuenta el propósito del recinto, el presupuesto y la frecuencia de uso. Los estadios deportivos profesionales prefieren el arce duro, mientras que los gimnasios públicos pueden considerar el roble o el abedul. Solo adaptando las características del material al uso previsto se puede lograr un rendimiento óptimo de un suelo deportivo.

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