Un suelo de madera deportivo puede durar hasta 15-20 años, pero esto requiere una gestión científica e integral durante todo el proceso. Desde la instalación hasta su retirada definitiva, la ejecución profesional en cada etapa determina su rendimiento y longevidad.
La fase de instalación es crucial para sentar las bases. Los suelos de madera deportivos deben instalarse mediante una técnica de pavimento suspendido, aislados del suelo mediante almohadillas elásticas. Esto garantiza la absorción de impactos y permite la expansión y contracción natural de la madera. Un equipo de construcción profesional inspeccionará primero la planitud del suelo, con una tolerancia de no más de 3 mm por sección de 2 metros. De lo contrario, se aplicará una fuerza desigual al suelo. Durante la instalación, se deben dejar juntas de dilatación de 2-3 mm entre los paneles y rellenarlas con un adhesivo elástico especial para evitar la deformación causada por las fluctuaciones de temperatura. Los datos demuestran que unos suelos de madera correctamente instalados pueden reducir la necesidad de reparaciones posteriores en un 50 %.
El mantenimiento diario es clave para prolongar su vida útil. Limpie a diario con una mopa especialmente humedecida para eliminar el polvo y el sudor de la superficie. Los residuos de sal del sudor pueden corroer el acabado del suelo si se dejan durante periodos prolongados. Se recomienda realizar una limpieza profunda mensual con un detergente neutro para eliminar las manchas difíciles, seguida de la aplicación de una cera de mantenimiento especial. Es importante tener en cuenta que cada recinto deportivo requiere una frecuencia de mantenimiento diferente: las canchas de baloncesto, debido a su uso frecuente, requieren dos sesiones adicionales de encerado local por semana; las canchas de tenis de mesa pueden extender esta frecuencia.
Cuando los suelos de madera llegan al final de su vida útil, requieren renovaciones específicas. Normalmente, después de 8-10 años de uso, el acabado de la superficie se desgasta. Esto se puede restaurar lijando y repintando; cada lijado elimina de 0,5 a 1 mm de la capa superficial, y un mismo suelo puede renovarse hasta tres o cuatro veces. Las grietas extensas o la pérdida de elasticidad en el suelo de madera requieren un reemplazo completo.