La elasticidad es un indicador fundamental del rendimiento de los suelos deportivos de madera, que influye directamente en la seguridad de los atletas y el rendimiento competitivo.
Según los estándares de la FIBA, los suelos deportivos profesionales de madera deben tener un coeficiente de elasticidad estático entre 0,5 y 1,2 y un coeficiente de elasticidad dinámico entre 0,8 y 1,8. Esto significa que el suelo puede deformarse moderadamente bajo presión y luego recuperar rápidamente su forma original, creando un efecto de «retroalimentación elástica».
Esta elasticidad se debe principalmente al diseño estructural multicapa del suelo. Además de la base de madera contrachapada que proporciona un soporte básico, algunos suelos deportivos de madera de alta gama también incorporan una base elástica debajo de la base. Los materiales más comunes incluyen caucho natural, espuma EVA o elementos elásticos. Por ejemplo, la base de caucho suele tener una dureza Shore A entre 50 y 70, lo que absorbe eficazmente el impacto del salto y el aterrizaje del atleta (reduciendo la energía del impacto entre un 30 % y un 50 %), a la vez que previene la degradación del rendimiento causada por una deformación excesiva.
La baja elasticidad también afecta al rendimiento deportivo. Por ejemplo, en baloncesto, una buena elasticidad del suelo ayuda a los atletas a realizar mejores saltos, mejorar la altura de tiro y aumentar su capacidad de rebote. Al mismo tiempo, una elasticidad moderada reduce la tensión en articulaciones como las rodillas y los tobillos, lo que disminuye el riesgo de lesiones deportivas. Por lo tanto, las pruebas de elasticidad son esenciales durante la aceptación de suelos de madera deportivos. Se suelen utilizar instrumentos profesionales para medir la deformación del suelo bajo cargas variables y garantizar el cumplimiento de las normas pertinentes del sector.