Rendimiento clave de los suelos de madera deportivos: resistencia al desgaste y antideslizante

Los suelos de madera para uso deportivo deben poseer una excelente resistencia al desgaste y al deslizamiento. Lograr un equilibrio entre estas dos propiedades es crucial para garantizar el uso a largo plazo del recinto y la seguridad de los atletas.

La resistencia al desgaste depende principalmente de la calidad del recubrimiento de la superficie y de la dureza de la propia madera. Por ejemplo, la resistencia al desgaste de la capa superior curada con UV mencionada anteriormente se mide mediante las «revoluciones de desgaste». Los recintos deportivos profesionales requieren una capa superior con un número de revoluciones de desgaste de 6000 o más, y algunos productos de alta gama superan las 10 000, lo que garantiza que puedan soportar el desgaste diario de cientos de atletas.

Además del recubrimiento, la dureza de la madera también influye en la resistencia al desgaste. Por ejemplo, el arce tiene una dureza Brinell de aproximadamente 4200 N, un 68 % superior a la del pino (aproximadamente 2500 N), lo que lo hace menos susceptible a arañazos y abolladuras con el tiempo. Los tratamientos superficiales texturizados también pueden mejorar la resistencia al desgaste. Un cepillado ligero o un acabado antiguo pueden crear sutiles protuberancias y ranuras en la superficie, mejorando la calidad visual, distribuyendo la fricción y prolongando la vida útil del suelo. El rendimiento antideslizante se logra controlando el coeficiente de fricción de la superficie. Los requisitos varían según el deporte: las canchas de baloncesto requieren un coeficiente de fricción de 0,4-0,6, las de bádminton de 0,5-0,7 y los suelos de gimnasios de 0,3-0,5 (para evitar que los equipos resbalen). Para cumplir estos estándares, los fabricantes añaden partículas antideslizantes a la capa superior o ajustan el acabado (mate o semimate) para reducir el deslumbramiento y el deslizamiento. Además, la limpieza regular de la superficie del suelo para eliminar el polvo y el sudor durante el mantenimiento rutinario puede prevenir el deterioro del rendimiento antideslizante debido a partículas extrañas, garantizando así la seguridad deportiva.

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