Al elegir suelos deportivos, es importante respetar los principios de idoneidad, rendimiento y rentabilidad, y evitar la búsqueda ciega de materiales de alta gama o productos de bajo precio.
El primer paso es definir el propósito del recinto: para deportes de competición como el baloncesto y el voleibol, priorice las maderas nobles como el arce (arce duro) y el roble, utilizando una quilla suspendida y almohadillas amortiguadoras de alta elasticidad para garantizar una absorción de impactos del 53 % o superior. Para deportes de pelota pequeña, como el bádminton y el tenis de mesa, considere suelos laminados, priorizando un alto coeficiente antideslizante (0,45-0,55) y un módulo elástico (≥10 000 MPa). Para actividades más flexibles, como la danza y el yoga, se recomiendan suelos de madera maciza (como el fresno o el roble), que priorizan la comodidad para los pies y el respeto al medio ambiente. El segundo paso es examinar el rendimiento principal: Exigir al fabricante un informe de prueba, centrándose en las emisiones de formaldehído (≤0,05 mg/m³), la resistencia al desgaste (≥4000 rpm) y la estabilidad dimensional (contracción ≤0,3%). La prueba de rendimiento antideslizante in situ se realiza limpiando con un paño húmedo y deteniéndose bruscamente con zapatillas deportivas para detectar el deslizamiento. La absorción de impactos se evalúa sintiendo el impacto en las rodillas al aterrizar tras un salto. Un suelo de alta calidad debería reducir significativamente la vibración.
El tercer paso es equilibrar el presupuesto y la calidad: Para recintos de competición profesionales con presupuestos amplios, se puede optar por arce norteamericano de primera calidad con revestimiento UV y sistema de doble quilla, con un precio unitario de aproximadamente 300-500 yuanes/m². Para escuelas y recintos comunitarios con presupuestos limitados, se recomienda un suelo compuesto de roble con sistema de una sola quilla, con un precio unitario de aproximadamente 150-250 yuanes/m². Evite productos con precios inferiores a 100 yuanes/m², ya que pueden estar hechos de corcho de baja calidad, con revestimientos que se descascaran fácilmente y una vida útil inferior a cinco años. Finalmente, al firmar un contrato, es importante especificar claramente el periodo de garantía (normalmente de 1 a 3 años) y el servicio de mantenimiento posventa para garantizar un uso sin preocupaciones a largo plazo.