El rendimiento de los suelos deportivos de madera influye directamente en la seguridad y la experiencia del atleta. La elasticidad, la resistencia al desgaste, las propiedades antideslizantes y la estabilidad son cuatro indicadores clave de rendimiento. Equilibrar la elasticidad y la resistencia al desgaste es un criterio fundamental para evaluar la calidad de los suelos deportivos de madera.
La elasticidad es una de las propiedades fundamentales de los suelos deportivos de madera, medida principalmente por el módulo elástico y la tasa de absorción de impactos. Según las normas nacionales, la tasa de absorción de impactos de los suelos deportivos de madera debe ser ≥53 %. Esto significa que, al recibir un impacto, el suelo absorbe más de la mitad de la fuerza, reduciendo la tensión en las articulaciones y los huesos del atleta. Para lograr una excelente elasticidad, los suelos deportivos de madera suelen utilizar una construcción multicapa de madera maciza. La elasticidad de la propia madera, junto con la quilla y las almohadillas amortiguadoras, crea un eficaz sistema de amortiguación elástica.
La resistencia al desgaste determina la vida útil de los suelos deportivos de madera, especialmente en deportes de alta fricción como el baloncesto y el voleibol. Las normas nacionales exigen que la superficie de los suelos de madera deportiva resista 400 revoluciones de desgaste o más. Las capas superficiales de arce o roble de alta calidad poseen inherentemente cierto grado de resistencia al desgaste, y un recubrimiento con una laca especializada para suelos de madera deportiva puede mejorar aún más esta resistencia. Esta pintura especializada no solo es dura y resistente al desgaste, sino que también mantiene el brillo de la superficie del suelo y resiste el amarilleo y la decoloración.
En la producción e instalación, lograr un equilibrio entre elasticidad y resistencia al desgaste requiere un control preciso del proceso. Por ejemplo, al seleccionar la madera de la superficie, elija madera dura con una densidad moderada. Una densidad demasiado baja resultará en una resistencia al desgaste insuficiente, mientras que una densidad demasiado alta reducirá la elasticidad. El proceso de pintado utiliza un proceso de recubrimiento multicapa de «imprimación + capa de acabado», donde la imprimación mejora la adherencia y la capa de acabado mejora la resistencia al desgaste. El espesor del recubrimiento también se controla para evitar afectar la conductividad elástica del suelo. Además, la separación adecuada de las quillas y la dureza de la almohadilla amortiguadora garantizan la elasticidad y reducen el desgaste causado por la distribución desigual de la fuerza, logrando un equilibrio perfecto entre elasticidad y resistencia al desgaste.