Los suelos de madera deportivos, sometidos a la fricción e impactos frecuentes de la práctica deportiva, pierden gradualmente su resistencia al desgaste, lo que provoca un desgaste superficial que afecta a su rendimiento y vida útil. Para solucionar este problema, es necesario tomar medidas eficaces para abordar la causa raíz.
Existen tres razones principales para esta pérdida de resistencia al desgaste. En primer lugar, la calidad del suelo. Algunos suelos de madera deportivos de baja calidad carecen de la dureza suficiente de la pintura o no han recibido un tratamiento antidesgaste profesional, lo que los hace susceptibles al desgaste con el tiempo. En segundo lugar, el uso inadecuado. Los atletas que usan calzado con suelas ásperas o arrastran objetos pesados por el suelo pueden agravar el desgaste. En tercer lugar, un mantenimiento inadecuado, como la falta de encerado regular, puede degradar la protección de la pintura y reducir gradualmente la resistencia al desgaste.
Si la resistencia al desgaste ya ha disminuido, se pueden realizar mejoras según la gravedad del desgaste. Si el desgaste es leve, con solo pequeños arañazos en la superficie, limpie el suelo a fondo y luego aplique una cera especial para suelos de madera para endurecer el acabado y mejorar la resistencia al desgaste. Si el desgaste es más severo, con áreas visibles, lije las zonas afectadas para eliminar la pintura dañada y vuelva a aplicar una pintura profesional resistente al desgaste para pisos de madera deportiva. Espere a que la pintura se seque antes de encerar. La prevención y el mantenimiento diarios son clave para mejorar la resistencia al desgaste. Elija pisos de madera deportiva de alta calidad y asegúrese de que el acabado haya recibido un tratamiento profesional para resistir el desgaste y cumpla con las normas pertinentes del sector. Regule el uso del piso y prohíba el uso de zapatos con suelas ásperas u objetos afilados. Tome precauciones al transportar objetos pesados para evitar arrastrarlos. Limpie y encere el piso regularmente, generalmente cada 3 a 6 meses, para mantener el acabado y mejorar la resistencia al desgaste.