La instalación y el mantenimiento de los suelos deportivos de madera son pasos fundamentales para garantizar su rendimiento y durabilidad, y deben llevarse a cabo siguiendo estrictamente las especificaciones y requisitos.
La preparación previa a la instalación es crucial. En primer lugar, realice una inspección exhaustiva del recinto para asegurarse de que el suelo esté plano, seco y limpio. Las tolerancias de planitud del suelo deben estar dentro de los límites especificados, generalmente con una diferencia de altura no superior a 3 mm por cada 2 metros. Si el suelo presenta desniveles, debe nivelarse; de lo contrario, afectará la instalación y el rendimiento del suelo de madera. Además, el suelo debe tratarse para evitar la penetración de humedad, por ejemplo, mediante la aplicación de una membrana o pintura antihumedad. Esto evita que la humedad subterránea penetre en el suelo y cause deformaciones y moho. Asimismo, la dirección y la disposición del suelo de madera deben planificarse cuidadosamente en función del uso previsto del recinto y las características de los deportes que se practiquen.
Durante el proceso de instalación, las técnicas profesionales de instalación y la artesanía son cruciales para garantizar la calidad. Para los suelos deportivos de madera maciza, se suele utilizar el método de quilla. Primero, se fija la quilla al suelo, con una separación adecuada según las especificaciones del suelo y el uso previsto, generalmente de 300 a 400 mm. La quilla debe instalarse nivelada, ya que de lo contrario afectará la planitud del suelo. A continuación, se coloca el suelo de madera sobre las vigas y se fija a ellas con clavos específicos. Durante la instalación, preste atención a la separación entre las tablas del suelo. Esta separación debe ser, por lo general, de entre 0,2 y 0,5 mm, ni demasiado amplia para que no afecte a la estética ni al rendimiento, ni demasiado estrecha para evitar que el suelo se expanda o contraiga con las fluctuaciones de temperatura.