En el sector de los suelos deportivos de madera, la elección del material determina directamente el rendimiento y la vida útil de la superficie. El arce, con sus ventajas únicas, ha dominado el mercado durante mucho tiempo. Se clasifica en arce duro y arce blando según sus propiedades.
El arce duro se utiliza habitualmente en campos deportivos. Con una densidad de secado al aire de aproximadamente 0,68 g/cm³, ofrece una dureza moderada y una excelente tenacidad. Esto le permite soportar el impacto de las carreras y saltos de alta intensidad de los atletas, a la vez que previene lesiones articulares causadas por una dureza excesiva. Esto lo convierte en un material estándar para instalaciones profesionales como canchas de baloncesto y voleibol.
En cuanto a textura y estructura, el arce presenta una veta fina y uniforme, sin nudos perceptibles. Esto garantiza una superficie lisa y reduce el riesgo de tropiezos causados por las protuberancias de la superficie durante el juego. Además, la estructura estable de la madera de arce y su baja contracción lo hacen menos susceptible al agrietamiento y la deformación en entornos sujetos a fluctuaciones significativas de temperatura y humedad, lo que lo hace crucial para mantener una superficie deportiva en buen estado a largo plazo. En comparación con otros materiales, como el roble y el haya, el arce ofrece ventajas en cuanto a elasticidad. Datos de pruebas profesionales demuestran que los suelos deportivos de madera de arce presentan una tasa de recuperación elástica superior al 90%, absorbiendo eficazmente el impacto durante el ejercicio, proporcionando a los atletas un amplio rebote y mejorando el rendimiento. Además, la madera de arce presenta una excelente tolerancia al color, lo que permite un acabado claro u oscuro que cumple con los estándares internacionales de competición, adaptándose a las necesidades del recinto. Una vez coloreada, resiste la decoloración, manteniendo su atractivo estético con el tiempo.
Por supuesto, el arce también requiere una alta tecnología de procesamiento, sometiéndose a numerosos pasos, como la selección de materiales, el secado, el acondicionamiento y el cepillado, para garantizar que cada tabla mantenga un contenido de humedad óptimo del 8% al 12% para alcanzar su máximo potencial. Estas excepcionales propiedades convierten al arce en la opción ideal para suelos deportivos de madera.