La elasticidad y la resistencia al desgaste son indicadores clave del rendimiento de los suelos deportivos, que impactan directamente en la seguridad de los atletas y la eficiencia del recinto. En cuanto a la elasticidad, los suelos deportivos profesionales deben cumplir dos criterios: absorción de impactos y deformación vertical.
La absorción de impactos se refiere a la capacidad del suelo para absorber el impacto del atleta al aterrizar. La norma nacional exige un mínimo del 53 %. Los suelos deportivos de alta calidad utilizan una estructura de núcleo elástico para convertir la fuerza del impacto en energía potencial elástica, reduciendo la tensión en articulaciones como las rodillas y los tobillos. La deformación vertical debe controlarse entre 2,3 y 5,0 mm bajo una presión de 1500 N. Una deformación excesiva puede causar fácilmente abolladuras en el suelo, mientras que una deformación insuficiente puede resultar en falta de elasticidad, lo que afecta la experiencia deportiva.
En cuanto a la resistencia al desgaste, la capa superficial de los suelos deportivos debe cumplir con la norma nacional de 400 revoluciones o más. Los suelos con papel resistente al desgaste importado o un revestimiento de alta dureza pueden alcanzar una resistencia al desgaste de más de 600 revoluciones. En pruebas reales, la superficie del suelo se sometió a pruebas de fricción con un comprobador de abrasión Taber. Tras 500 revoluciones, el suelo de madera deportiva de alta calidad no mostró arañazos ni signos de desgaste visibles, lo que demuestra su capacidad para soportar un uso diario promedio de más de ocho horas. Además, la resistencia al desgaste también está relacionada con la adherencia del revestimiento. Los suelos con imprimación penetrante proporcionan una unión más firme entre el revestimiento y la madera, evitando que este se desprenda incluso con un uso prolongado, lo que mejora aún más la estabilidad de la resistencia al desgaste.
