La sinergia entre la tecnología de recubrimiento y la dureza de la madera: Los suelos deportivos de madera soportan las constantes carreras
saltos y fricción de los atletas. La resistencia al desgaste es un factor clave para determinar su vida útil. Esta resistencia no depende únicamente de un único factor, sino del efecto sinérgico de la dureza de la madera y la tecnología de recubrimiento de la superficie.
En primer lugar, la dureza de la madera es la base de la resistencia al desgaste. La dureza de la madera se mide generalmente en dureza Brinell (HB). La madera para suelos deportivos profesionales debe tener una dureza Brinell de 65HB o superior. El arce tiene una dureza Brinell de aproximadamente 70HB-75HB, lo que le confiere una estructura densa y una excelente resistencia al desgaste superficial. Incluso con un uso prolongado, es resistente a los arañazos y al desgaste. El roble tiene una dureza Brinell aún mayor, de 85HB-90HB, lo que ofrece una resistencia al desgaste aún mayor. Sin embargo, debido a su grano más grueso, la suavidad de su superficie es ligeramente inferior a la del arce, lo que requiere un lijado meticuloso para mejorar su calidad. El abedul tiene una dureza Brinell de aproximadamente 65HB-70HB, lo que ofrece una dureza moderada que combina resistencia al desgaste con estética, lo que lo hace adecuado para recintos con requisitos moderados de resistencia al desgaste. Las maderas de dureza variable son adecuadas para recintos con distintos niveles de uso. Los recintos de competición profesional de alta frecuencia requieren madera de mayor dureza, mientras que los recintos de entrenamiento con menor frecuencia pueden optar por maderas de dureza moderada, lo que garantiza la resistencia al desgaste y reduce los costes.
En segundo lugar, la tecnología de recubrimiento de superficies es clave para mejorar la resistencia al desgaste. Actualmente