Aplicaciones adecuadas para madera maciza, composite y bambú
La elección del material para suelos deportivos determina directamente el rendimiento, el coste y la vida útil del recinto. Actualmente, los tres materiales principales del mercado (madera maciza, composite y bambú) presentan diferentes propiedades que se adaptan a distintos escenarios deportivos, lo que requiere una selección precisa según las necesidades específicas.
Los suelos deportivos de madera maciza se basan principalmente en madera natural, siendo el arce y el roble los más representativos. El arce presenta una textura densa y una excelente elasticidad, con una densidad de secado al aire de aproximadamente 0,6-0,7 g/cm³. Absorbe rápidamente el impacto cuando los atletas saltan y aterrizan, a la vez que garantiza un rebote estable para balones como el baloncesto y el voleibol. Es la opción preferida para recintos profesionales de baloncesto como la NBA y la CBA. Sin embargo, el arce es sensible a la temperatura y la humedad ambientales, por lo que requiere un nivel de humedad controlado del 40 % al 60 %. Los costes de instalación y mantenimiento también son elevados, lo que lo hace más adecuado para recintos profesionales que buscan una experiencia deportiva de primera calidad. El roble, por otro lado, es conocido por su alta dureza y estabilidad. Su dureza superficial es un 15 % superior a la del arce, lo que ofrece una resistencia superior al desgaste y a la humedad. Es adecuado para instalaciones deportivas de intensidad baja a media, como bádminton y tenis, así como para espacios públicos de alto uso, como gimnasios escolares y polideportivos comunitarios. Su precio también es entre un 20 % y un 30 % inferior al del arce.
Los suelos deportivos compuestos se construyen con una estructura multicapa: una base de madera contrachapada, una capa intermedia de tablero de fibra de alta densidad y una capa superior de chapa resistente al desgaste. Su mayor ventaja es su estabilidad, con una tasa de fluctuación del contenido de humedad de tan solo un tercio de la de los suelos de madera maciza. Es menos susceptible a la deformación y al agrietamiento debido a la temperatura y la humedad, y su proceso de instalación utiliza un sistema de clic-bloqueo, lo que acorta el tiempo de instalación en un 40 % en comparación con los suelos de madera maciza. Sin embargo, la elasticidad de los suelos compuestos depende de la base elástica subyacente. Para instalaciones deportivas de alta intensidad, seleccione un modelo especializado con un espesor de chapa de 3 mm o superior. Este tipo de suelo ofrece una excelente relación calidad-precio y es ideal para espacios con presupuestos ajustados, como gimnasios y estudios de danza, que priorizan la durabilidad. Los suelos deportivos de bambú son una nueva opción ecológica. Fabricados con bambú moso, cuyo ciclo de crecimiento es de tan solo 3 a 5 años, se someten a un tratamiento de carbonización a alta temperatura, alcanzando una resistencia a la compresión de 80 MPa a lo largo de la fibra y una resistencia al desgaste superior a la de la mayoría de los suelos compuestos. Su moderada elasticidad los hace adecuados para espacios de ejercicio ligero como yoga y pilates, y se alinean con la tendencia de la construcción de espacios verdes. Sin embargo, la estabilidad lateral del bambú es débil, por lo que requiere una menor separación entre las quillas durante la instalación. Además, no son adecuados para ambientes húmedos a largo plazo y son más adecuados para espacios deportivos con climas secos y propiedades ecológicas.