Entre los materiales para suelos deportivos, el arce, gracias a sus excepcionales propiedades físicas, se ha convertido en uno de los favoritos en instalaciones deportivas de alta intensidad como el baloncesto y el voleibol. Esta madera noble, procedente de Norteamérica y Europa, posee una veta fina y una estructura estable, lo que le otorga una posición insustituible en el deporte profesional.
La principal ventaja de los suelos deportivos de arce reside en su excepcional resiliencia. Cuando un atleta se detiene o salta repentinamente a velocidades de 3 a 5 metros por segundo, la superficie de arce puede deformarse y rebotar en 0,1 segundos. Esta rápida respuesta reduce las fuerzas de reacción del suelo en un 40 %, proporcionando una amortiguación natural para articulaciones como los tobillos y las rodillas. Datos de pruebas profesionales demuestran que los suelos de arce de alta calidad pueden absorber hasta un 53 % del impacto, superando con creces el 30 % de los suelos de madera maciza estándar. Esta es una razón clave por la que las principales ligas de baloncesto, como la NBA y la CBA, utilizan suelos de arce.
En cuanto a su aspecto, el arce luce un elegante tono blanco lechoso. Tras un acabado UV mate, conserva la textura natural de la madera a la vez que evita eficazmente que los reflejos de la luz interfieran con la visión de los atletas. Con una densidad media de 0,68 g/cm³, ofrece una dureza moderada y una excelente tenacidad. Incluso con el uso frecuente de zapatillas, el desgaste superficial se mantiene por debajo de 0,1 mm al año, lo que resulta en una vida útil de 15 a 20 años en condiciones normales de uso.
En cuanto a la instalación, los suelos deportivos de madera de arce suelen utilizar una estructura de unión de mortaja y espiga con un sistema de quilla suspendida. Un diseño de bloqueo oculto garantiza un ajuste perfecto entre los paneles. Combinado con el marco de la quilla, soportado por almohadillas elásticas, esto crea un sistema de amortiguación de vibraciones de tres etapas: suelo, quilla y capa elástica. Esta estructura no solo se adapta a la expansión y contracción de la madera inducidas por la temperatura, sino que también distribuye rápidamente las vibraciones localizadas por todo el sistema, evitando el agrietamiento causado por una tensión excesiva en un solo punto.
Cabe destacar que los suelos deportivos de madera de arce son extremadamente sensibles a la humedad. Los locales profesionales suelen utilizar un sistema de temperatura y humedad constantes para mantener una humedad constante entre el 45 % y el 60 % y evitar deformaciones o grietas causadas por la contracción y la expansión. El mantenimiento diario requiere la limpieza con un paño especialmente humedecido, evitando el enjuague directo con agua. Esto también es crucial para mantener su rendimiento.