Los diferentes recintos deportivos tienen distintos requisitos de grosor para los suelos de madera, debido a la diversidad de deportes, la frecuencia de uso y la función del recinto. Elegir el grosor adecuado es crucial.
Los estadios de baloncesto, con su intensa competencia y frecuentes saltos, aterrizajes, frenadas repentinas y giros, exigen una gran elasticidad, absorción de impactos y resistencia al desgaste del suelo. Generalmente, se prefieren suelos de madera deportivos con un grosor de 22 mm o superior, con un grosor total del sistema (incluyendo quillas de doble capa y otras estructuras) de entre 50 y 70 mm. Algunos recintos de competición internacional también emplean estructuras de suelo reforzadas especiales para ofrecer a los atletas una mayor protección y sensación al pisar. Por ejemplo, los estadios de la NBA suelen contar con una capa superficial de madera de 22 o 23 mm de grosor. Esta estructura más gruesa absorbe eficazmente el impacto al aterrizar, minimizando el daño articular y garantizando un excelente rebote elástico, lo que ayuda a los atletas a rendir al máximo.
La situación es diferente para las pistas de tenis y bádminton. Dado que el tenis y el bádminton son deportes de bajo impacto, un espesor de superficie de 18-21 mm y un espesor total del sistema de aproximadamente 40-55 mm son suficientes. Los atletas en estos recintos se mueven a alta velocidad, pero la altura de sus saltos y el impacto de las caídas son menores que en el baloncesto, por lo que los requisitos de espesor del suelo son relativamente flexibles. Por ejemplo, una sala de bádminton comunitaria típica puede utilizar una capa de superficie de madera de 18 mm de espesor combinada con un espesor total del sistema de aproximadamente 40 mm para brindar una experiencia de juego cómoda y, al mismo tiempo, mantener los costos bajo control.