El proceso de instalación de suelos deportivos de madera es riguroso. Antes de la instalación, es necesario inspeccionar y procesar completamente la base del recinto para garantizar su nivelación.
El error no debe superar los 3 mm al comprobarlo con una regla de 2 metros. De lo contrario, se debe utilizar mortero de cemento o materiales autonivelantes para la nivelación. Asimismo, se debe controlar que el contenido de humedad de la base sea inferior al 20 %. Si es demasiado alto, se puede colocar una membrana impermeable para evitar la humedad.
A continuación, se instala la quilla. Según el diseño de la estructura del suelo, la separación entre las quillas de una sola capa suele ser de unos 400 mm. En el caso de las quillas de doble capa, es necesario prestar atención a la instalación transversal vertical de las quillas superior e inferior. La quilla debe instalarse firmemente y fijarse firmemente al suelo. Se pueden utilizar pernos de expansión y otros conectores. El subsuelo se coloca sobre la quilla. Este subsuelo puede nivelar aún más el suelo y mejorar la resistencia estructural del suelo. Durante la instalación, se debe dejar un espacio entre las tablas para evitar la expansión y contracción térmica. A continuación, se coloca el suelo. El suelo de madera maciza debe estar firmemente empalmado, con una separación de 0,3 mm y una diferencia de altura entre pisos adyacentes de 0,5 mm. Tras la instalación, se realiza un tratamiento superficial, como lijado y pintura, para que quede plano y liso, mejore la resistencia al desgaste y la estética. Finalmente, se instala el rodapié. Este no solo es estético, sino que también protege la unión entre la pared y el suelo. La instalación debe ser firme y plana.