En el diseño de suelos deportivos de madera, las dimensiones de la quilla y la base son igualmente cruciales, no solo para el material de la superficie. Su compatibilidad influye directamente en la estabilidad del soporte y la amortiguación elástica del suelo. Esto requiere un ajuste flexible en función de factores como el tamaño del recinto, la intensidad de la actividad y las condiciones del terreno, lo que resulta en una solución estructural personalizada.
Como «esqueleto portante» del suelo, las dimensiones de la quilla deben equilibrar la resistencia del soporte con la facilidad de instalación. Actualmente, las secciones transversales de quilla más comunes en el mercado se dividen en dos categorías: 38 mm × 58 mm y 40 mm × 60 mm. La quilla de 38 mm × 58 mm es ligera y adecuada para recintos más pequeños (por ejemplo, de menos de 200 metros cuadrados) con niveles de actividad moderados, como gimnasios escolares pequeños y salas de actividades comunitarias. Estos recintos suelen tener un volumen de tráfico relativamente bajo, lo que limita las fuerzas de impacto que sufre el suelo. Las quillas compactas satisfacen las necesidades de soporte, a la vez que reducen los costes de instalación y facilitan los ajustes de diseño en espacios reducidos. La quilla de 40 mm × 60 mm presenta una sección transversal mayor y una mayor capacidad de carga, lo que la hace adecuada para grandes recintos profesionales, como pabellones de baloncesto y voleibol (normalmente de más de 500 metros cuadrados). En estos recintos, los atletas participan frecuentemente en competiciones de alta intensidad, lo que ejerce mayor presión e impacto sobre el suelo. Las quillas más gruesas distribuyen eficazmente la carga, evitando la deformación y las fracturas causadas por tensiones prolongadas y prolongando la vida útil del suelo.
Además de las dimensiones de la sección transversal, la distancia de instalación de las quillas también es un factor clave en las especificaciones de diseño. La distancia típica es de 300 mm a 400 mm. Una distancia menor aumenta la densidad de soporte de la quilla y mejora la estabilidad del suelo, pero también incrementa los costes de material y el tiempo de instalación. En recintos con requisitos de estabilidad extremadamente altos, como pabellones de baloncesto profesionales, la separación entre quillas suele controlarse a 300 mm para garantizar un soporte uniforme de cada panel y evitar vibraciones del suelo cuando los atletas se detienen y giran repentinamente. En recintos utilizados principalmente para ejercicios ligeros, como gimnasios y estudios de danza, la separación puede aumentarse a 400 mm, lo que reduce costes y garantiza la estabilidad. Además, si el suelo del recinto es irregular, es necesario nivelarlo ajustando la altura de las quillas (normalmente entre 50 mm y 100 mm). Se suelen utilizar quillas ajustables con tornillos en la parte superior para controlar con precisión las diferencias de altura y garantizar una superficie plana.