Los suelos deportivos de madera no se construyen con una sola pieza de madera, sino que se componen de múltiples materiales básicos, cada uno con una función clave. La capa base suele ser de pino o abeto
materiales ligeros y económicos. Principalmente proporcionan soporte y nivelación, mientras que la veta natural del pino mejora la adherencia a la barrera de humedad, evitando la delaminación posterior. La barrera de humedad, generalmente hecha de película de polietileno o membrana impermeabilizante asfáltica, tiene un grosor aproximado de 0,2 a 0,3 mm. Bloquea eficazmente la penetración de humedad desde el subsuelo, protege la madera base de la humedad y el moho, y prolonga la vida útil del suelo.
La capa central, el núcleo de alto rendimiento de los suelos deportivos de madera, suele estar formada por múltiples capas de contrachapado macizo o tablero de fibra de alta densidad, con un grosor que varía entre 15 y 20 mm. La laminación cruzada de múltiples capas de contrachapado macizo aumenta significativamente la resistencia del suelo a la deformación, manteniendo su estabilidad estructural incluso en entornos sujetos a fluctuaciones drásticas de temperatura. El tablero de fibra de alta densidad ofrece una excelente capacidad de carga, capaz de soportar el impacto de las carreras y saltos frecuentes de los atletas. La capa superficial es un revestimiento resistente al desgaste, entre los que destacan la pintura de curado UV y la pintura de poliuretano. La pintura de curado UV tiene una alta dureza y se seca rápidamente, formando una película protectora resistente al desgaste sobre la superficie con una vida útil de hasta 5 a 8 años. La pintura de poliuretano tiene buena flexibilidad y se adapta a pequeñas deformaciones del suelo, evitando el agrietamiento del revestimiento. La combinación de ambos revestimientos permite optimizar la resistencia al desgaste y la flexibilidad, proporcionando una protección integral para suelos deportivos de madera.