No todos los suelos de madera deportivos son iguales; cada deporte tiene requisitos significativamente diferentes en cuanto al rendimiento del suelo. El baloncesto se centra en arranques rápidos, frenadas repentinas y saltos
lo que requiere una alta tasa de rebote de la pelota (≥90%), un coeficiente de fricción moderado (alrededor de 0,5) y una buena absorción de vibraciones (≥53%) para proteger las rodillas y los tobillos. El bádminton requiere un coeficiente de fricción aún menor (0,4-0,5) para facilitar los movimientos de deslizamiento, a la vez que exige una planitud extremadamente alta (error ≤3 mm en 2 m) para evitar trayectorias anormales de la pelota. La gimnasia y la danza son más sensibles a la deformación vertical, por lo que requieren una mayor amortiguación (deformación de hasta 3 mm) para evitar un impacto excesivo al aterrizar. Las pistas de tenis de mesa priorizan el silencio y la reducción del deslumbramiento, y a menudo emplean revestimientos mate y capas inferiores fonoabsorbentes. Por lo tanto, los recintos profesionales deben definir claramente su uso previsto al seleccionar el suelo. Por ejemplo, los gimnasios multifuncionales pueden optar por un sistema de uso general para equilibrar diversos indicadores; mientras que los centros de entrenamiento especializados deben personalizar soluciones específicas. Las normas internacionales también distinguen entre estos: la norma DIN 18032-2 se aplica a los deportes de pelota, mientras que la DIN 18032-3 se aplica a la gimnasia y la danza. Ignorar las características del deporte y seleccionar materiales a ciegas puede reducir la eficiencia atlética o incluso aumentar el riesgo de lesiones. Por lo tanto, el diseño de los suelos de madera deportivos debe adaptarse al deporte específico para optimizar el rendimiento deportivo y la salud.
