Con la popularización de los conceptos de construcción ecológica, la sostenibilidad de los suelos deportivos de madera está recibiendo cada vez más atención. Los suelos tradicionales pueden utilizar resina de urea-formaldehído que contiene formaldehído

el cual libera gases nocivos durante un largo periodo, afectando así la salud de los atletas. Hoy en día, los principales fabricantes han optado por materiales respetuosos con el medio ambiente: los paneles utilizan madera sostenible con certificación FSC o PEFC; los adhesivos se han mejorado con cola de soja sin formaldehído o cola ecológica MDI; y el revestimiento de la superficie utiliza pintura UV a base de agua con bajo contenido de COV, con emisiones de formaldehído muy por debajo del nivel de la norma nacional E1 (≤0,124 mg/m³), y algunos productos incluso alcanzan la estrella japonesa F4 o la norma estadounidense CARB P2. Además, las vigas y el contrachapado de la estructura están sustituyendo gradualmente las maderas duras naturales por maderas de rápido crecimiento (como el álamo y el eucalipto), lo que reduce la deforestación. En el proceso de fabricación, las fábricas reducen las emisiones de carbono mediante tecnologías como la recuperación de calor residual y la reutilización del polvo; el proceso de instalación utiliza métodos de construcción en seco para evitar la contaminación por mortero de cemento. Una tendencia más vanguardista son los «suelos deportivos reciclables»: todo el sistema adopta un diseño modular, que puede desmontarse, restaurarse o reutilizarse al final de su vida útil, logrando así una economía circular. Por ejemplo, ya existen proyectos en Europa que lijan suelos de arce antiguos para la fabricación de muebles. En el futuro, los suelos deportivos de madera no solo competirán en rendimiento, sino también en responsabilidad social. Elegir materiales respetuosos con el medio ambiente no solo implica una responsabilidad con la salud de los usuarios, sino también un compromiso con la ecología del planeta.

