El rendimiento de los suelos deportivos de madera depende no solo de los propios materiales, sino también de las especificaciones de instalación y las técnicas de construcción estandarizadas.

Primero, el subsuelo debe ser plano (error ≤ 3 mm/2 m), seco (humedad ≤ 10 %) y libre de grietas. A continuación, se coloca una barrera antihumedad (normalmente una película de PE de 0,2 mm de espesor) y se sellan los solapes. La instalación de las vigas es crucial: la separación entre las vigas principales es ≤ 900 mm y entre las vigas auxiliares es ≤ 400 mm. Toda la madera debe estar tratada contra la putrefacción y los insectos, y fijada al suelo con almohadillas elásticas o muelles especiales para garantizar la amortiguación del sistema.
La capa superficial se instala de forma flotante, sin adherirse directamente al suelo, lo que permite que la madera se expanda y contraiga de forma natural. Se deja una junta de dilatación de 0,2 a 0,5 mm entre las tablas y se reserva un espacio de 8 a 12 mm alrededor del perímetro para evitar deformaciones por dilatación térmica. Las juntas deben fijarse con adhesivo machihembrado profesional y clavos para garantizar un acabado firme y plano.
La temperatura y la humedad del entorno de construcción también deben controlarse (temperatura 15-25 °C, humedad 40-60 %) para evitar la deformación de la madera. El suelo requiere al menos 7 días de curado antes de su uso. Un equipo de instalación profesional debe contar con la certificación DIN o FIBA y seguir estrictamente los planos durante la instalación. Cualquier atajo o trabajo deficiente (como omitir la almohadilla elástica o usar una separación entre viguetas excesivamente amplia) afectará gravemente el rendimiento del suelo e incluso podría provocar accidentes.

