En actividades deportivas intensas, la resistencia al deslizamiento y a la abrasión del suelo influyen directamente en la seguridad de los atletas y la vida útil del recinto. Estas dos propiedades se logran principalmente mediante la selección de materiales, el tratamiento de la superficie y el diseño estructural.
Para la resistencia al deslizamiento, los suelos de madera deportivos suelen emplear un acabado cepillado fino combinado con un proceso de recubrimiento UV. Esto preserva la veta natural de la madera a la vez que crea una estructura microtexturizada que aumenta la fricción con las suelas del calzado. El coeficiente de fricción se controla estrictamente entre 0,4 y 0,6: si es demasiado bajo, es fácil resbalar, y si es demasiado alto, dificulta el deslizamiento. Algunos productos de alta gama también incorporan nanopartículas antideslizantes para mejorar aún más el agarre en condiciones de humedad.
La resistencia a la abrasión se basa en madera de alta densidad y múltiples capas de laca UV. Por ejemplo, la madera de arce tiene una excelente resistencia natural a la abrasión y, al combinarse con 6-9 capas de laca curada con UV, puede soportar decenas de miles de abrasiones del calzado sin que se vea la suela. En pruebas de laboratorio, los suelos deportivos de alta calidad pueden alcanzar un valor de abrasión Taber de ≤0,08 g/100 revoluciones, muy superior al de los suelos convencionales.
Además, el mantenimiento regular (como la limpieza, los retoques de pintura y el lijado) es crucial para prolongar la vida útil del suelo. Se recomienda realizar un mantenimiento profesional cada 2 o 3 años, reparando rápidamente los arañazos y evitando la penetración de humedad. Solo combinando materiales, mano de obra y mantenimiento se puede mantener un suelo deportivo seguro y fiable durante mucho tiempo.
