No todos los suelos de madera deportivos son universales. Los diferentes deportes tienen diferentes requisitos de elasticidad, fricción, rebote y resistencia al desgaste, lo que requiere un diseño específico.

El baloncesto exige el máximo rendimiento general: alta tasa de rebote (≥90%), coeficiente de fricción moderado (alrededor de 0,5), buena absorción de impactos (53%-70%) y una superficie resistente al desgaste que soporte frecuentes paradas repentinas y deslizamientos. Los suelos de arce estándar de la NBA son un ejemplo representativo.
El bádminton prioriza la baja deformación vertical (≤2,5 mm) y las altas propiedades de deslizamiento (coeficiente de fricción 0,4-0,5) para facilitar paradas rápidas. También se requiere una excelente planitud para evitar rebotes anormales del volante.
El voleibol y el balonmano priorizan una alta amortiguación. Debido al alto impacto del salto y la caída, a menudo se requiere una tasa de absorción de impactos ≥60% para proteger las articulaciones de las rodillas. Sin embargo, el retorno de energía no debe ser demasiado bajo, ya que afectará al segundo salto.
Los deportes sin pelota, como la gimnasia, la danza y el yoga, prefieren una sensación de suavidad al pisar y suelen emplear una estructura de quilla de doble capa con almohadillas de corcho de alta densidad. La deformación vertical puede alcanzar los 4-5 mm, pero la superficie debe ser uniforme y sin abombamientos para evitar esguinces.

