Los suelos de madera deportiva soportan el pisoteo constante, la fricción y el aplastamiento de los equipos. Su resistencia al desgaste afecta directamente su vida útil, por lo que se necesitan diversos métodos para mejorarla y garantizar su mantenimiento en excelentes condiciones.
Al seleccionar los materiales, la dureza de la superficie de la madera es fundamental. Se prefieren las maderas duras con una densidad de secado al aire de 0,6 g/cm³ o superior (como el arce y el roble), ya que resisten mejor el desgaste que las maderas blandas. Aplicar un acabado resistente al desgaste a la superficie es crucial para mejorarla. Actualmente, el acabado resistente al desgaste más popular es el de curado UV, que puede alcanzar una dureza de recubrimiento de 2H o superior, resistiendo eficazmente la fricción diaria y los pequeños arañazos. Además, se seca rápidamente y es ecológico. La película de pintura curada tiene una fuerte adherencia y es menos susceptible al descascarillado o desconchado.
En cuanto a la aplicación, un proceso de recubrimiento de «tres bases, dos capas superiores» (tres capas de imprimación y dos capas de acabado) aumenta el espesor de la película de pintura y mejora aún más la resistencia al desgaste. Mientras que la imprimación sella principalmente los poros de la madera y mejora la adherencia, la capa de acabado proporciona directamente protección contra el desgaste. Cada capa de pintura debe lijarse para asegurar una película lisa y uniforme, sin goteos ni burbujas. Además, tras la instalación del suelo, se pueden aplicar adhesivos especiales antidesgaste en las zonas de uso frecuente (como la línea de tres puntos y la línea de tiros libres en un estadio de baloncesto). Fabricados con poliuretano de alta resistencia, estos adhesivos ofrecen de 3 a 5 veces más resistencia al desgaste que la pintura antidesgaste convencional, protegiendo específicamente las zonas de mayor desgaste y prolongando la vida útil del suelo.
El mantenimiento diario también es crucial para la resistencia al desgaste. Limpie la superficie regularmente con un limpiador específico para suelos de madera, evite el contacto con objetos duros como arenilla y polvo, y evite el contacto directo con instrumentos afilados para evitar arañazos. En caso de desgaste leve, repinte la zona afectada lo antes posible para evitar un mayor desgaste. Estas medidas pueden mantener eficazmente la resistencia al desgaste del suelo.