Comparación de materiales para suelos de madera deportivos

Cómo elegir entre arce, roble y haya? Además del arce, el más común, el roble y el haya también son opciones comunes para suelos deportivos. Cada uno de estos tipos de madera tiene características únicas, que varían en sus aplicaciones y rendimiento. Comprender sus fortalezas y debilidades le ayudará a elegir el material más adecuado para las necesidades de su recinto.

El arce, conocido como el «material de oro» para suelos deportivos, destaca principalmente por su elasticidad y estabilidad. Como se mencionó anteriormente, el arce cuenta con una tasa de recuperación elástica superior al 90%, ofreciendo una excelente absorción de impactos. Su fina estructura, la ausencia de nudos perceptibles y la gran suavidad de su superficie lo hacen ideal para deportes como el baloncesto y el voleibol, que requieren altos niveles de elasticidad y seguridad. Sin embargo, el arce también tiene sus inconvenientes. Su menor dureza y una resistencia al desgaste ligeramente inferior a la del roble lo hacen susceptible a arañazos tras un uso prolongado e intensivo. El arce también es frágil, lo que lo hace propenso a agrietarse si se instala incorrectamente, lo que requiere técnicas de construcción de alta calidad.

El roble se ha vuelto cada vez más popular como material para pisos deportivos en los últimos años. Sus mayores fortalezas residen en su alta dureza y resistencia al desgaste. El roble tiene una densidad de secado al aire de aproximadamente 0,76 g/cm³, mayor que la del arce, y una dureza superficial que supera los 1100 Newtons. Esto le permite soportar la fricción y el impacto frecuentes, lo que lo hace adecuado para centros de entrenamiento de alto uso o espacios deportivos públicos. Además, el roble ofrece una veta clara y hermosa, pocos nudos y una excelente resistencia a la corrosión, lo que resulta en bajos costos de mantenimiento. Sin embargo, la tasa de recuperación elástica del roble es ligeramente inferior a la del arce, aproximadamente del 85% al ​​88%, lo que lo hace menos común en instalaciones deportivas profesionales. Además, el roble tiene una mayor tasa de contracción, lo que requiere una impermeabilización más rigurosa en entornos con altas fluctuaciones de humedad para evitar la deformación.

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